DIOSCÓRIDES E O HUMANISMO PORTUGUÊS: OS COMENTÁRIOS DE AMATO LUSITANO

Dioscórides: biografia

Disponibiliza-se, neste apartado relativo à biografia de Dioscórides, uma síntese ampla da vida de Dioscórides e da sua tradição, desde a Antiguidade ao Renascimento. Trata-se de um trabalho da autoria de Miguel Ángel González Manjarrés, que continuamente aprofunda e actualiza o tema, primeiramente abordado no livro Entre la imitación y el plagio. Fuentes e influencias en el Dioscórides de Andrés Laguna (1).


1. Vida

Dioscórides nació, en fecha que desconocemos, en Anazarbo, una ciudad de Cilicia cercana a Tarso, la patria de san Pablo. Los datos que podemos saber de su vida son los que él mismo nos transmite a través de su obra, con los que los críticos modernos han construido una biografía tópica y común (2): nació en Anazarbo, estudió en Tarso y Alejandría, fue médico militar en las legiones romanas y, como tal, viajó a menudo por numerosos países recogiendo drogas y plantas. Parece ser que también residió en Egipto en tiempos de Cleopatra, por lo que algunos autores (3) lo han confundido con otro Dioscórides que vivió en aquellas tierras y que escribió un comentario sobre Hipócrates. La distinción entre ambos Dioscórides, no obstante, la señala agudamente Jano Cornario en su versión latina de la obra: ?Hubo dos Dioscórides: uno de Anazarbo, que es este nuestro, y otro de Alejandría, que también escribió muchas obras. (?) Éste vivió después de Plinio? (4).
El nombre Pedanius, como hacían casi todos los extranjeros que accedían a la ciudadanía romana, lo toma de su benefactor, perteneciente a la conocida gens de dicho nombre. Ahora bien, se duda entre algunos personajes que le hubieran podido prestar su apelativo: hay un Lucio Pedanio Segundo, que fue prefecto romano en el año 56 d.C.; un Pedanio Segundo que fue gobernador de Asia sobre el 50 d. C.; y un Gneo Pedanio Segundo que llegó a ser cónsul en el 60 d. C.
Sea como fuere, la época en que escribió el De materia medica se deduce a partir de los datos que incluye en el prefacio de la obra. Esta dedicatoria se la dirige a Ario de Tarso, médico que escribió algunos trabajos sobre farmacia hoy perdidos, pero a los que se refieren algunas fuentes posteriores, entre las que se destaca sobre todo Galeno y Sorano, Pese a que, según las habituales interpretaciones del texto griego del prefacio, se ha deducido que entre Ario y Dioscórides hubo una relación de amistad (5), según Riddle lo que se deja entrever más bien es que Dioscórides fue un discípulo de aquél y que fue justamente Ario quien inculcó su amor por la Botánica, de ahí que en agradecimiento se hubiera decidido a dedicarle su libro (6).
Asimismo, de las palabras que dice Dioscórides en el prefacio a Ario, se ha deducido que fue médico militar en las legiones romanas: ?con un deseo incesante por el conocimiento de la materia médica y tras recorrer muchas tierras ? sabes que nuestra vida fue militar - ? [pref. 4]. Pues bien, el hecho de que diga que llevó una vida militar no implica necesariamente que fuese médico de las legiones romanas, máxime cuando, como vuelve a afirmar Riddle (7), de un facultativo de tales características se esperaría que dedicase más atención en su obra a la curación de las heridas de guerra, a las que apenas alude Dioscórides. Igualmente, los testimonios antiguos con que contamos no permiten suponer que existiesen como tales médicos militares en época clásica. Por último, el hecho de que llevase una vida militar se ha relacionado con sus viajes continuos por diversos países y regiones, pero los lugares que cita Dioscórides suelen coincidir con importantes centros comerciales del momento (ciudades de Asia Menor, Grecia, Siria, Italia, Arabia, Hispania, Egipto), lo que ha dado lugar a diversas especulaciones sobre su posible dedicación al comercio de especias y de plantas medicinales.
Por las referencias internas de la obra (Dioscórides cita a algunos contemporáneos suyos, como Sextio Níger y Petronio, del siglo I d. C.), así como por análisis externos de la misma (Plinio, que escribió su obra en el año 77 d. C., no menciona nunca a Dioscórides, por lo que la obra de éste no debió de estar por entonces muy difundida y, probablemente, no fue escrita mucho antes que aquélla), podemos suponer que Dioscórides escribió su trabajo botánico al comienzo de la segunda mitad del siglo I de nuestra era. A esto se añade que aparezca citado en el Compendio de expresiones hipocráticas de Erotiano, escrito en torno al año 60 d. C. (8), que también lo mencione algo después Galeno como un autor muy destacado en Botánica (lo que da indicios de que ya entonces su obra circulaba con profusión); y, en fin, que Dioscórides hable en su prólogo de Lecanio Basso, cónsul en el año 64 d. C., procónsul de Asia en 79-80 d. C. y amigo de Ario. Según todos estos datos, pues, las fechas aproximadas en que podríamos situar el De materia medica de Dioscórides son, tradicionalmente, las del reinado de Nerón (54-68 d. C.), aunque para otros autores, como J. M. Riddle (9), deberían comprenderse, aproximadamente, entre los años 60-78 d. C.

2. Método

El método seguido por Dioscórides para la composición de su obra, como él mismo señala en el Prefacio, se basa en el estudio y observación directa de los elementos farmacológicos (en especial de las plantas), que organizó después, no según un orden alfabético, sino atendiendo a sus cualidades y virtudes: diuréticos, afrodisíacos, laxativos, analgésicos, etc. Su método, pues, es empirista, aunque no fue seguidor de ninguna escuela médica y, como ya sabemos, sólo alude a los asclepíadas, a quienes censura sin reservas. No obstante, también se sirve de abundante información oral y recoge el saber farmacológico previo, cuyos errores a veces destaca y corrige. Él mismo cita a algunas de sus fuentes: Hipócrates, Teofrasto, Yolas de Bitinia (s. III a.C.), Erasístrato, el médico Andreas (ss. IV-III a.C.), Nicandro de Colofón (ss. III-II a.C.), Cratevas, Heraclides de Tarento (s. I a.C.) o Sextio Níger.
Dioscórides confeccionó toda la materia (un total de 794 plantas, 104 animales y 105 minerales) en cinco libros, aun cuando quizá (como ha señalado Touwaide) el texto fuese un continuum que se extendiera en cinco rollos de papiro de tamaño parejo y que, a la postre, terminasen formando los cinco libros tradicionales, sin que por tanto tal división fuese originaria de su autor. La materia se distribuye del siguiente modo:

Libro I: especias y condimentos, perfumes, aceites, ungüentos, gomas, árboles y arbustos.
Libro II: productos de origen animal, cereales, legumbres y hortalizas.
Libro III: raíces, jugos, semillas y hierbas.
Libro IV: raíces y hierbas.
Libro V: vides, vinos y minerales.

Cada elemento tratado (vegetales, animales o minerales) constituye un capítulo independiente en que el autor recoge multitud de datos con el fin de identificarlo en la Naturaleza y conocer sus acciones o virtudes. El esquema suele ser el siguiente (aunque no siempre se dan todos los datos en todos los capítulos):

1. Nombre griego del fármaco y sinónimos extranjeros.
2. Descripción del elemento natural que produce el fármaco (para los vegetales, descripción de la planta entera), con su localización geográfica.
3. Partes usadas en medicina y su preparación.
4. Propiedades terapéuticas.
5. Enfermedades contra las que es útil la medicina, incluyendo su preparación y administración.
6. Cuando es el caso, falsificaciones y métodos de autenticación del fármaco.
7. Otros usos: cosmética, veterinaria, artesanía.

No obstante, también se ha visto implícita en Dioscórides (Touwaide) una ?dimensión especulativa?, que pone a los fármacos y sus potencias (dynámeis) en relación con el cosmos (kósmos) y la naturaleza (phýsis), en una suerte de scala mundicualitativa: primero irían los medicamentos más cálidos y secos y después los que irían perdiendo intensidad en tales cualidades hasta terminar con los más fríos y húmedos.

3. Difusión manuscrita y edición de Wellmann

El De materia medica conoció una expansión extraordinaria desde el momento mismo en que vio la luz, hasta convertirse en la obra fundamental de la literatura farmacológica posterior (aunque Plinio no lo cita, Galeno lo considera ya la mejor obra para el estudio de la materia médica). Ya entre los siglos III y IV la redacción original del texto fue sometida a una serie de modificaciones: por un lado, se le añadieron índices, listas de sinónimos e ilustraciones; por otro, el texto en su conjunto se dispuso en orden alfabético y se añadieron datos de otras fuentes. Se pone el siglo IV como límite ad quem debido a que Oribasio, médico de tal época, cita en sus Colecciones médicas a Dioscórides por dicha versión alfabética, aun cuando hay restos de papiros que han llevado a suponer a algunos estudiosos la existencia de la recensión alfabética desde finales del propio siglo I. No obstante, según Wellmann, los manuscritos que transmiten ambas versiones, la genuina y la alfabética, remontarían a un arquetipo común, que en el siglo II habría hecho confeccionar de una copia más antigua un médico llamado Juan (Ioannis).
Los manuscritos conservados que transmiten la obra de Dioscórides son, aproximadamente, unos sesenta. Muchos de ellos, además, presentan ilustraciones: los más antiguos de corte muy realista y otros de condición más esquemática. Pero hay serias dudas sobre el origen de los dibujos: se tiende a pensar que no eran originales del De materia medica (los restos de papiros parecen indicarlo), pero que en fecha muy temprana se introdujeron según las ilustraciones de Cratevas y de otra fuente hoy desconocida.
La única edición crítica existente hasta hoy (además de la primera tentativa de Sprengel: 1829-1830) es la de Wellmann, que publicó en tres volúmenes entre 1906 y 1914. Wellmann clasificó los códices en dos grandes ramas: la genuina y la alfabética, que a su vez diferenció en distintas familias.

1. Recensión genuina:

a. Familia 1ª. Es la que presentaría un texto más genuino. Se compone del Parisinus graecus 2179 (P), de finales de siglo VIII, con ilustraciones esquemáticas, transmite el texto de forma parcial (2,101-5,123) y guarda parecido con la tradición papirológica, por lo que es de probable origen egipcio (Wellmann lo usa como texto base de su edición). Una copia de P es el Marcianus Venetus 273 (V), del siglo XIII, copiado del anterior y también lagunoso El Laurentianus 74, 23 (F), del siglo XIV, es el códice que presentaría un texto más antiguo y completo, cuyo modelo (que Touwaide sitúa en el siglo IX o incluso antes) sería común al de P. [Otros códices de esta familia serían el Palatinus graecus 77 (H), del siglo XIV, copia de F y relacionado con la tradición interpolada; el Vindobonensis med. graecus 16 (A), del siglo XV, emparentado con la recensión alfabética (lo trajo a Italia después de 1562 Gishlain de Busbecq, embajador del Imperio ante el sultán de Constantinopla); y el Ambrosianus C 102 sup., del siglo XV, también relacionado con la recensión alfabética].

b. Familia 2ª. Destaca sobre todo el manuscrito Escorialensis III R 3 (E), del siglo XI, incompleto, que incluye por primera vez el De venenis como libros VI y VII y que está emparentado con la recensión alfabética y con algunos restos papiráceos (s. II d.C.). Este códice estaría emparentado con el manuscrito perdido que sirvió de base para la traducción latina del siglo VI (Dl = Dioscórides Longobardus), cuya copia más importante es el Monacensis 337, del siglo IX. Se ha supuesto que el texto de esta segunda familia circularía al tiempo que la anterior, no mucho después de la muerte del propio Dioscórides.

c. Familia 3ª Es la conocida como ?Dioscórides interpolado? (Di), formada por manuscritos cuyo origen remonta a la contaminación de las dos versiones, efectuada en Constantinopla por los siglos IV-V. Todos los manuscritos de esta familia son de origen bizantino (?recensión bizantina?) y muy recientes y, al parecer, su arquetipo sería el Marcianus Venetus 271 [v], del segundo cuarto del siglo XIV. Este texto se copió contaminando una ejemplar genuino (en concreto, el códice H) con un representante (el Athous Magnae Lavrae  75) de la tercera familia de la recensión alfabética (la llamada ?alfabética en cinco libros?). [Otros códices de la familia son el Parisinus graecus 2138 [p], del siglo XV; el de la Biblioteca Universitaria de Salamanca 2659 [M], del siglo XV (Wellmann lo llama Matritensis palat. Reg. 44); el Parisinus graecus 2182, del siglo XV, etc.]. Casi todas las ediciones griegas del Renacimiento se basan en manuscritos de esta familia.

2. Recensión alfabética:

a. Familia 1ª. Está representada por el texto que nos transmite Oribasio, médico que vivió a caballo de los siglos III y IV, en los capítulos XI-XIII (Excerpta Dioscuridea) de sus Collectionum medicarum reliquiae. Transmite el contenido en orden alfabético, pero no se sabe si lo reproduce así a partir de alguna fuente o si fue él mismo quien lo dispuso de tal manera. Hay otros manuscritos, todos recentiores, que pertenecen también a esta familia.

b. Familia 2ª. Es la llamada ?recensión vindobonense? o ?herbario alfabético?. Su origen podría remontar a un intento de reducir la obra de Dioscórides a unas 300 plantas y convertir un texto farmacológico complejo en un herbario alfabético de fácil uso, en el que se incluirían también elementos tomados de otras fuentes. A esta familia pertenece el códice más antiguo de cuantos transmite la obra de Dioscórides, el actual Vindobonensis med. gr. 1, que data del año 513 y que fue un regalo para Anicia Juliana, la hija del emperador bizantino Fabrio Onicio Olibrio. El otro códice más célebre de la familia es el Neapolitanus, Ms. gr. 1 (antiguo Viena, suppl. gr. 28), del siglo VII, que se supone copia de un modelo común al Vindobonensis. Ambos contienen bellas ilustraciones de corte realista (que dieron lugar a una larga tradición de copias, a veces sin siquiera texto, hasta el siglo XVI) y unos sinónimos en distintas lenguas al comienzo de cada capítulo (los llamados Notha). La recensión remontaría también a los siglos III-IV.

c. Familia 3ª. Conocida como ?segundo grupo alfabético? o más bien familia ?alfabética en cinco libros?. Antes del siglo IX, posiblemente, al herbario alfabético (familia 2ª) se le añadieron los demás elementos de Dioscórides divididos en cuatro grupos (animales, aceites, árboles y vinos y minerales), de modo que se compuso un nuevo tratado en cinco libros o partes, cada una de ellas puesta a su vez en orden alfabético. El ejemplar más antiguo de la familia es el manuscrito 652 de la Pierpont Morgan Library de Nueva York, de la primera mitad del siglo X. Otro códice, el Athous Magnae Lavrae  75 del Monasterio de Lavra, en el monte Athos, de finales del X o comienzos del XI, parece copia del anterior (aunque también se ha propuesto un modelo común a ambos), si bien presenta una serie de anotaciones que procederían, según Marie Cronier, de un códice genuino distinto al que componen las dos familias principales; en tal sentido, este códice sería, al menos de forma fragmentaria, testimonio de una nueva familia (apenas documentada) de la recensión genuina de Dioscórides, que ya por tal obligaría a revisar el texto y el stemma de Wellmann. Otro códice coetáneo que presenta anotaciones semejantes de esa supuesta nueva familia es el Vaticanus gr. 284, datado a finales del siglo X. Wellmann desechó esta familia para su edición.

Así pues, Wellmann basa la fijación de su texto de forma preferente tomando por base el manuscrito Parisinus 2179 (P); los pasajes que faltan en éste o los errores que presenta los suple recurriendo a los códices Marcianus Venetus 273 (V) y Laurentianus 74, 23 (F) (también, aunque con menos frecuencia, a las lecturas comunes del anterior con los códices H, A y los del ?Dioscórides interpolado?); los errores que presentan todos éstos los subsana acudiendo al códice Escurialensis III R 3 (E), siempre que coincide con el ?Dioscórides latino? y el espurio De herbis femininis; por último, sólo tiene en cuenta los códices de la recensión alfabética cuando sus lecturas aparecen también en los manuscritos H, A y en el ?Dioscórides interpolado?.
Como se ha indicado, hay varios autores que han rectificado las relaciones stemmáticas de Wellmann. Hay quien afirma (Bonner, de acuerdo a bases papirológicas) que el manuscrito que presentaría un texto más cercano al original de Dioscórides no sería P (Parisinus graecus 2179), sino E (Escurialensis IIIR3), que apenas emplea Wellmann en su edición.
Asimismo, siguiendo las relaciones a que da lugar el estudio de las ilustraciones, Riddle propone nuevas referencias y conexiones: los manuscritos Vindobonensis, Neapolitanus, Pierpont Morgan, el Athous y Vat. Chigi 53 (F VII 59) remontarían a un arquetipo común del siglo II; el Parisinus 2179 (P) y el de Salamanca 2659 (M) serían testimonios de un arquetipo diferente más antiguo que el anterior; el manuscrito de Múnich 337, que contiene el ?Dioscórides latino?, sería muestra de un tercer arquetipo distinto.
Y, como acabamos de señalar, han llegado a proponer una familia nueva y desconocida de la recensión genuina a tenor de las anotaciones de algunos códices de la familia alfabética en cinco libros, en especial el Athous. La autora de tal teoría, Marie Cronier, ha efectuado incluso una propuesta de nueva edición crítica, de la que ha anticipado, a modo de ejemplo, un capítulo con aparato crítico y traducción inglesa.

4. Obras apócrifas y dubia

Hay algunas otras obras que se han atribuido tradicionalmente a Dioscórides, pero que parece demostrado constituyen trabajos apócrifos. Tal ocurre sobre todo con los célebres tratados sobre venenos (De venenis) y animales venenosos (De venenatis animalibus), añadidos al final del De materia medica. Según Touwaide, se trataría de textos de origen bizantino, cuya materia podría remontar a la Antigüedad, pero que posiblemente se añadieron al Dioscórides entre los siglos VII y IX. El códice más antiguo que los transmite es el Escurialensis IIIR3. Como veremos, tales textos se incluyeron también en las ediciones renacentistas de la obra dioscorídea como libro sexto, o a veces incluso como dos tratados diferentes y en algunos casos como tres y cuatro libros distintos. Aunque algunos de los propios renacentistas dudaban ya de la autenticidad del De venenis, fue Wellmann quien por primera vez negó la paternidad dioscorídea en su edición del De materia medica.

Otra de las obras consideradas dudosas, aunque ésta con más visos de autenticidad, es la llamada en latín Liber parabilium remediorum o Euporista).

Pero hay más obras que en la tradición manuscrita y en algunas de las ediciones renacentistas se atribuyeron falsamente a Dioscórides: Alphabeticum empiricum o empírica, cuyo autor verdadero parece ser Esteban Magnetes, que lo escribió en torno al 1100; De naturis et virtutibus aquarum Dioscoridis, pequeño apéndice que se añadió al De materia medica en la Edad Media; De purgantibus: un texto sacado de Dioscórides por un autor posterior; Liber herbarum virtuosarum lapidibus preciosis propriarum, texto contenido en dos manuscritos del siglo XV; De phisicis ligaturis, que describe el uso de hierbas y piedras como amuletos; Quid pro quo: varios tratados breves que se ocupan de la sustitución de unos fármacos por otros; un poema cuyo íncipit es Quod natum Phebus docuit, compuesto de 74 versos atribuidos a Dioscórides en un solo manuscrito; Synonima, texto así nombrado en un manuscrito del siglo XII, en el que se dice que dichos sinónimos proceden de la obra de Dioscórides.

En cualquier caso, uno de los apócrifos más célebres e influyentes es el conocido por Ex/De herbis femininis, en el que se pasa revista a un conjunto de 71 plantas tomadas posiblemente, y de forma mayoritaria, de una traducción latina ?hoy perdida y no se sabe si completa o fragmentaria? del Dioscórides alfabético y completadas con otras fuentes. La obra, compuesta en torno al siglo VI, se atribuyó a menudo al propio Dioscórides y, de hecho, algunos autores citan al botánico griego por este texto, como podría haber sido el caso de Casiodoro (480-575), aun cuando hoy se considera más bien que lo que citaba realmente era esa perdida versión latina de la recensión alfabética griega. De hecho, como ha señalado Ferraces, la obra ?es una compilación heterogénea en la que, a los capítulos derivados de Dioscórides, se añade material tomado de otras fuentes; asimismo, es un testigo más ?el más completo, pero no el único? de una traducción previa del De materia medica al latín hoy perdida como tal texto completo? (otro tanto cabría decir de las Curae herbarum: herbario coetáneo que contiene 62 plantas derivadas de la misma traducción perdida del Dioscórides alfabético y de otras fuentes como Plinio). Por lo demás, la tradición del De herbis femininis, obra de gran influencia en la alta Edad Media, incluso más que el propio texto de Dioscórides, presenta códices ilustrados (al igual que las propias Curae).

5. Primeras traducciones latinas

El De materia medica de Dioscórides alcanzó un influjo notable en el mundo latino y, y ya al comienzo de la Edad Media, se traduce al latín en dos versiones diferentes: una posible traducción ilustrada de la recensión alfabética griega, hoy perdida (quizá del siglo V), y una más conocida versión literal del texto originario, situada en el siglo VI.
Si se exceptúa esa supuesta traducción perdida de la recensión alfabética griega, la primera versión latina completa del De materia medica de Dioscórides, conocida por Dioscorides longobardus [el códice principal que lo transmite, Múnich 337, está escrito en letra longobarda del siglo X] y también por ?antigua traducción latina?, debe ubicarse con toda probabilidad en la África vándala del siglo VI. Se trata de una versión que mantiene el orden genuino, no alfabético, del original griego. Aunque omite algunos pasajes, sobre todo del libro II, resulta muy literal, con numerosos barbarismos y transliteraciones de nombres griegos para los que el traductor no halló su correspondiente latino [a ello hay que añadir, por cierto, la muy deficiente transmisión manuscrita]. Los códices que transmiten esta versión no presentan ilustraciones, salvo el de Múnich 337, escrito en Monte Cassino en el siglo X.
El Dioscorides longobardus, pese a todo, no contó con una difusión demasiado amplia (sólo tres manuscritos la transmiten entera). Frente a una obra tan amplia y sistemática, tan docta si se quiere, se privilegiaron otros compendios más accesibles y adaptados a tales tiempos, como el Ps.-Apuleyo u obras que, en realidad, eran selecciones del propio Dioscórides: así De herbis femininis o Curae herbarum.

6. Difusión árabe

Pero hasta ese momento, el Dioscórides había pasado también a lengua siríaca y árabe y había influido notablemente en la riquísima tradición farmacológica del mundo árabe.
La recensión genuina del De materia medica fue la base de la traducción siríaca que a comienzos del siglo VI hizo el médico Sergio de Teodosiópolis (? 536), traductor también de otros textos griegos de Hipócrates, Galeno, Aristófanes, Porfirio y obras de agricultura.
Pero fue en el Bagdad abasida del siglo IX, en la célebre Casa de la Sabiduría que dirigía Hunain ibn Ishaq (809-873), donde se hizo la versión árabe correspondiente. Según Sadek, a tenor de algunos colofones de manuscritos, Hunain hizo una primera versión siríaca a partir del texto griego, hoy perdida. No obstante, hay otros estudiosos ?Touwaide? que aluden a una primera versión árabe de Hunain, no a partir del texto griego, sino de la traducción siríaca de Sergio. En cualquier caso, fueron también Hunain y su discípulo Istifan ibn Basil (Esteban hijo de Basilio), de probable origen griego, quienes volvieron a traducir la obra al árabe en dos ocasiones distintas: una primera versión de Istifan corregida por Hunain; y una segunda y definitiva en que Hunain tradujo los libros I-IV y revisó el conjunto de la obra e Istifan el quinto y los espurios 6-7 (por lo que el códice griego de partida pertenecía a la recensión genuina, pero con el espurio De venenis ya añadido). La versión, aunque traduce el texto, translitera una gran cantidad de nombres griegos de elementos farmacológicos: aunque ello se achaca a la dificultad de encontrar el equivalente lingüístico árabe, también se ha insistido en una opción intencionada, para respetar los nombres griegos y, en consecuencia, el plan, método y ordenación de la obra original, ya que ayudarían a su mejor comprensión, en especial en lo que atañe a la clasificación de las plantas (Touwaide). Fue esta versión la definitiva y la que se expandió con gran rapidez por todo el mundo árabe en los siglos siguientes (tal es también la que editaron Dubler y Terés). Pero fue sometida pronto a correcciones y retoques, como la que hizo Al-Natīlī a finales del siglo X (documentada en dos manuscritos). Algunos códices de la tradición presentan ilustraciones (uno de los más célebres es el Ayasofia 3703, copiado en 1224). Por lo que se sabe, no hubo versión árabe ni del herbario alfabético ni de la recensión alfabética en cinco libros.

Por lo que atañe al califato occidental, la llegada del Dioscórides griego a Al-Ándalus supuso un importante acontecimiento cultural, conocido sobre todo por la narración que de él hizo el científico andalusí Ibn Yulyul. En el año 948 el monarca bizantino (se ha identificado con Romano II, hijo de Constatino VII Porfirogeneta, aunque no es seguro) regala un códice griego e ilustrado de Dioscórides (posiblemente de la recensión alfabética) al califa Abderramán III. Como los científicos hispanos no conocían el griego, reclamaron a Bizancio el envío de alguien que pudiera ayudarles y, a los tres años, les enviaron a un monje llamado Nicolás para ayudar a los botánicos y farmacólogos locales a comprender mejor el texto original e identificar sus plantas. No se hizo, por tanto, ninguna versión nueva, sino que entre el monje bizantino y algunos médicos y eruditos judíos y árabes (así Hasday ben Shaprūt y el propio Ibn Yulyul efectuaron una adaptación (en especial lexicográfica) de la versión árabe de Hunain e Istifan, sobre todo sustituyendo las transcripciones de los nombres griegos por términos árabes, a menudo restringidos al árabe hispano. A partir de entonces, el texto de Dioscórides dio pie a un despliegue asombroso de la farmacología árabe andalusí y propició ampliaciones, comentarios y adaptaciones personales (hubo tres comentarios principales: el de Ibn Yulyul, el anónimo Dioscorides triumphans y el de Al-Baitar).

Otras dos versiones árabes del De materia medica se llevaron a cabo en el siglo XII a partir de la versión siria de Hunain: la primera fue la de al-Malti, encargada por el rey ortukida de Kayfa, Fakhr al-Din Arslan (1148-1174). Debido a sus deficiencias, al parecer, Mihran ibn hizo una segunda versión bajo los auspicios del rey ortukida Nadjm ad-Din Alpi (1152-1176), primo del anterior. Ambas versiones se conservan en sendos manuscritos (la primera en París, BN, Ms. or. arabe 4947, del siglo XIII; la segunda en el Museo del Shrine del Imam Riza, del segundo cuarto del siglo XII), con algunas copias posteriores.

7. Difusión latina en la Edad Media: Dyascorides

En el entorno salernitano, a finales del siglo XI o comienzos del XII, parece que tuvo su origen la versión alfabética latina del De materia medica de Dioscórides. El texto volvió a cobrar prestigio con la institucionalización de los textos científicos y médicos, a que ayudó en gran medida las recientes traducciones de obras árabes. En realidad, no se hizo una traducción nueva del griego, sino una revisión y reorganización alfabética del viejo Dioscorides longobardus. Se desconoce al autor de la nueva disposición, aunque en el colofón de un manuscrito del siglo XIII se señala a Constantino Africano, lo que hoy no se acepta. La nueva versión, además, reduce el número de capítulos: 696 entradas, algunas de ellas referidas a simples nuevos, otras encabezadas por nombres de origen árabe y otras que tratan de los mismos elementos bajo nombres distintos. Se trata, en definitiva, de un nuevo texto farmacéutico, ajeno a la tradición griega y árabe de Dioscórides, que se funda sobre la antigua versión latina y se completa con otras fuentes (Gargilio Marcial, Ps.-Apuleyo, Isidoro, De gradibus de Al-Gazzar, Pantegni de Ali Abbas, De diaetis de Isaac Israelí, etc.), de las que se recogen datos que se insertan en los capítulos genuinos. Se ha calculado que aproximadamente un 30% del conjunto no es de Dioscórides.
Esta nueva versión (y no parece la única que circulara en el final de la Edad Media: hay indicios de otras redacciones diferentes, a tenor de las citas del Speculum naturale de Vicente de Beauvais o del Liber de virtutibus herbarum de Rufino, por ejemplo) se afianzó y difundió con gran rapidez: la transmiten unos 15 códices, pero posiblemente haya más aún no localizados. Las obra, en cualquier caso, se convirtió desde pronto en ?el más difundido compendio farmacológico de los últimos tiempos de la Edad Media? (Dubler), aunque recibió también pronto competencia de otros tratados: a nivel popular, el De viribus herbarum de Odón de Meung (Macer floridus) o el Circa instans; a nivel académico, las obras de Avicena y Averroes y, algo más tarde, Pseudo-Mesué o Pseudo-Serapión.
Más adelante, el médico italiano Pietro d?Abano, que empleó este texto de Dioscórides para sus clases de Padua, lo glosó y comentó entre 1307 y 1311 (ms. París BNF lat. 6820). Sus glosas son sobre todo lexicográficas (a los nombres de origen griego les pone sinónimos más corrientes en la época, a menudo árabes), pero también farmacológicas y técnicas. Para su labor, emplea sobre todo a Avicena, el Liber aggregatus (versión latina de Ibn Wafid) y el Circa instans, aunque también tiene conocimiento de la versión latina antigua. Fue curiosamente el texto alfabético con las glosas de Pietro d?Abano el primer De materia medica latino que vio la luz en la imprenta, en la ciudad italiana de Colle di Val d?Elsa, en 1478.

Notas

(1) GONZÀLEZ MANJARRÉS, Miguel Ángel, 2000, Entre la imitación y el plagio. Fuentes e influencias en el Dioscórides de Andrés Laguna. Segovia, Obra Social y Cultural de Caja Segovia.
(2) Cf. M, Wellman, ?Dioscurides?, en Pauly-Wissowa, Realencyclopädie der klassichen Altertumswissenschaft, vol. 1 (1903), cols. 1131-1142; G. Sarton, Introduction to the History of Science, e vols., Baltimore 1927-1947, vol. I, pp. 258-259; L. Thorndike, A history of Magic and Experimental Science, 8 vols., Nueva York 1923-1958, vol. I, pp. 605-611.
(3) Véase, por ejemplo, E.F.H. Meyer, Geschichte der Botanik, op. cit., vol. II, pp. 96-97.
(4) Jano Cornario, Pedacii Dioscoridae Anazarbensis, ep. nunc., a6v: Fuerunt autem Dioscorides duo. Alter Anazarbeus, hic noster: alter Alexandrinus, qui et ipse multa scripsit. (...) Hic igitur post Plinium vixit. En cualquier caso, también Cornario considera a Dioscórides de Anazarbo anterior a Plinio.
(5) Así aparece en J. Scarborough y V. Nutton, ?The Preface...?, art. cit., pp. 187-227; y en Dioscórides, Plantas y remedios medicinales (De materia medica), introducción, traducción y notas de M. García Valdés, 2 vols. Madrid 1998, vol. I, p. 102: ?pues, aunque, por naturaleza, eres amigo de todos los eruditos y, especialmente, de los de tu misma profesión, de un modo particular lo eres de nosotros? (salvo otras indicaciones, las citas castellanas de Dioscórides están tomadas de esta edición).
(6) Véase J. M. Riddle, Dioscorides on pharmacy..., op. cit., p. 2 y en especial nota 9, donde comenta con detenimiento el sentido de la frase griega citada en castellano en la nota precedente.
(7) J. M. Riddle, ibid., pp. 2-6.
(8) Esta fecha es la que da M. García Valdés en su ?Introducción?, p.19, aunque J. M. Riddle, Dioscorides on pharmacy..., op. cit., p. 13, afirma que no hay fecha precisa para datar la obra de Erotiano, sino que sólo se sabe que la escribió en la segunda mitad del siglo I d. C.
(9) J. M. Riddle, ibid., , p. 14.

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BORGES, Ana Margarida de Almeida, “Léxico portugués bajo la marca Hispanice en los comentarios de Amato a Dioscórides”, Revista de Lexicografía (aceite para publicação).